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I almost died... ¿Qué pasó el martes?

Foto del escritor: L. C. Alexis Cruz RubioL. C. Alexis Cruz Rubio

No, no estoy exagerando. I almost died. Almost. Ay no, que día de locos viví el martes pasado. Solo a mi me pasan este tipo de cosas.


Mon Dieu! Where to begin? Pues empecemos por el principio. Me levanté a las 4:30 am para cruzar la frontera y llegar a tiempo a mi trabajo en la estética canina en Bonita. Oh, sorpresa, casi no había fila para cruzar. Hice 40 minutos de espera. Fue algo, pero no tanto comparado con otras ocasiones. Crucé y me metí al establecimiento cuyo logo son los arcos amarillos (hint: I'm loving it) y me compré un café, el cual me recomendaron por ser más grande y más barato que el café de la sirenita verde. Yes, even Royal princesses must economize.


7:00 am y me subo al camión. Express Route 950 to Iris Avenue Transit Center, transfer to the Blue Line and many other bus routes. Ya me aprendí las grabaciones de todos las rutas de camiones de San Diego, al parecer. 15 minutitos después ya estaba en Iris. Todo transcurría con normalidad. Aun traía en la mano el café enorme del lugar de los arcos amarillos.


Espero unos minutos en Iris a que llegar el Trolley. En mi Instagram Story sonaba de fondo la canción "Midnight Train To Georgia" de Aretha Franklin (originalmente de Gladys Knight & The Pips), la foto era del andén de la estación del Trolley en Iris. Llega el Trolley, puntualito a las 7:22 am. Me subo y todo era muy normal. Entre la white trash, todos los latinos de San Diego y uno que otro homeless, ahí andaba su Conta favorito en el Trolley rumbo a E Street.


Llego a E Street, con el café en la mano todavía. Me lo sigo tomando. 7:36 am. Me subo al camión 705 que me llevaría a "Plah-zuh Bow-nee-tuh" (la pronunciación toda fea en inglés de "Plaza Bonita"). Les repito, todo muy normal hasta ahora. El punto de relatar todo con normalidad es para que vean que todo pintaba a ser muy normal.


Me bajo en la Plaza Bonita, entro a Target, porque... why not? Justo antes de entrar me acabé el café aquel que me compré dos horas antes. 8:24 "Odio ser pobre, lo odio, lo odio!!" sonaba un Reels que grabé esperando al otro camión 705 que me llevaría a "Bow-nee-tuh Road" (Bonita Road, pues), donde se ubica la estética canina donde trabajo. Llega el camión y agarro camino al Perro Feliz (el HappyDog pues).


Llegué 20 minutos antes de que abrieran. No worries, me espero afuera. Me empecé a desesperar cuando vi que eran las 9:00 am y la dueña no llegaba. ME ANDO HACIENDO DEL BAÑO POR CULPA DEL CAFÉ ENORME!! (Context, me metí en la Target a ir al baño, pero como que mi vejiga dijo "Pues no, mi estilistA, no me vacié") Por fin, 9:10 am, abrieron la puerta y entré disparado al baño. Lo peor es que mi turno empezaba a las 10:00 am, but oh, well, mejor llegar super temprano a no llegar, ¿verdad?


10:00 am, hago el clock in. Llegan mis demás compañeros y empezamos a bañar perros. Fui rasguñado por un poodle viejo, albino y calvo. Wow, que combinación de factores tan rara, pero si, me rasguñó el condenado perro. Nada grave, solo la marca, pero aun así, it hurt.


El siguiente perro que bañé fue una Shih Tzu toda apestosa, como que nunca la habían bañado en su vida. Encima de todo la condenada perra tenía caspa. I didn't know that was a thing. Todo enojado porque estaba apestosa la perra, me aguanté, porque el dueño estaba guapo. Típico niño blanco americano bien arregladito, but there was one problem... He was sixteen. Obvio no quiero ir a la cárcel, entonces por obvias razones no le tiré los perros.


Por último, me tocó una perrita bien fresa. Cuando son razas finas, acostumbro a no llamarles por su nombre y mejor llamarles con los nombres de personas famosas y fufurufas. La perra, una pomerania. Me hizo recordar a London Tipton de The Suite Life of Zack & Cody, quien tenía una pomerania llamada Ivana de mascota.


Fact: Los pomeranios respiran bien raro, parece que roncan.

Pobre perra que me tocó bañar, me estuve burlando de ella todo el tiempo, poniéndole nombres como Ivana (por la mascota antes mencionada y por la primera esposa del expresidente Donald Trump), Paris (Hilton) , Nicki (Hilton, hermana de Paris y nuera de Baron Rothschild, un noble británico judío), Gloria (Vanderbilt, la señora de los jeans que venden en el Costco), Lisa (Vanderpump, The Real Housewives) entre muchos otros. La perra se llamaba Luna, ¿qué me costaba decirle por su nombre? Nada, pero fue más divertido llamarla por otros nombres, lol.


En fin, me quedó muy bonita la pomerania una vez que la sequé, pero ese no es el punto. El punto es que en cuanto terminé mis perros, me dejaron ir. Mis compañeritos (les digo compañeritos porque son más chicos que yo) me invitaron al Centro de San Diego a andar en patín. This is where the fun parts start.


Llegamos al Centro de San Diego. Hay unos scooters (patines) que son tipo ride-sharing, bajas una app, escaneas el código QR del patín y pagas una renta por el tiempo que lo uses. Está divertido para andar por el centro, that is por las partes donde la vía del Trolley no está empotrada en el cemento.


Después de sortear los obstáculos para encontrar tres patines del mismo proveedor en una sola área, empezamos a patinar. Estuvo divertido. Juré que me iba a dar en la m*dre, pero yo creo que darme en la m*dre se queda corto para lo que me pasó...


Empezamos nuestro paseo en scooter, íbamos muy bien. El scooter era eléctrico, entonces no tenía que darle con el pie para impulsarlo. Todo bien, todo tranqui, obedeciendo las señales de tránsito and what not, hasta que llegamos a 7th Avenue.


7th Avenue intersecta con C Street. C Street es una calle compartida con la vía del Trolley. Es decir, en el pavimento está empotrada la vía para que transite la Blue Line del Trolley. Lo que aconteció después lo predije, mas no de la forma en que ocurrió. Literal pensé que me daría en la m*dre con un carro estacionado, pero no.


Se pone el verde en el semáforo de la intersección de 7th Ave con C Street. Empiezo a darle, obviamente me avisaron mis amigos que estaba la vía del Trolley en esa calle para que tuviera cuidado al cruzar. Bajo un poco la velocidad para no perder el equilibrio en la parte que tiene ranura el pavimento para que entre la rueda del Trolley sobre la vía. Quedé como estúpido.


La caída de Alexis: esquina de C Street con 7th Avenue

Entra la llanta a la ranura, se atora ligeramente y se mueve solito el manubrio del scooter. Valí m*dres, perdí el equilibrio. Suelto un poco el manubrio porque se movió solo, bajo un pie al pavimento para bajarme del scooter, que era eléctrico y siguió avanzando. Sentí que me llevaba, bajo el otro pie para plantarme firme en el pavimento y no caerme, el scooter me jaló un poco más, entonces el pie que había puesto atrás por alguna razón pasó al frente y me tropecé. Solté el scooter y lo dejé caer, junto conmigo al pavimento. Caigo de lado, metiendo las manos. La palma raspada.


"Bro, are you ok?" Pregunta un desconocido, que no se acercó para ayudarme. "I think so", dije todo impactado por lo que pasó. Mis amigos se acercan a levantarme, me suben a la banqueta a revisarme que esté bien. La palma me sangraba un poco por el raspón, sentí dolor en la cadera y la tenía algo raspada, siguió un dolor de cuello y de espalda. No more scooting for me. Todo pasó tan rápido, que si no me hubiera levantado a tiempo, me hubiera atropellado el Trolley y ahí quedo. Fuera de cura, dos minutos después de que me levantaron del pavimento, pasó el Trolley por la calle. Pude haber muerto, pero Dios es grande y me salvé de conocer al creador.


Fuimos a entregar los patines y a buscar una farmacia para comprar agua oxigenada y curitas para parar el sangrado de los raspones que sufrí. Si la near death experience en el Trolley no fue suficiente, prepárense para lo que sigue...


Entregamos los patines afuera de un Holiday Inn, en un espacio designado para la entrega. Mientras los entregábamos, se para un carro negro frente a nosotros. Baja el vidrio y del lado del copiloto venía un vato esculpido por el mismísimo Miguel Ángel. Estuvo bien rara la interacción. Se baja del Uber y baja sus maleta, que se le andaban cayendo y por buena gente se las detuvimos en lo que pagaba el Uber.


Luego nos acusó de ladrones porque no aparecía su celular. Estuvo rarísimo, porque después se calmó y nos empezó a sacar plática y nos contó que quería empezar una nueva vida en San Diego, que jugaba fútbol americano y que se la vivía entrenando en el gym. Obviamente lo último se le notaba porque traía un tank top y se le veían los brazotes bien trabajados. Nomás para presumir se levantó la playera para mostrarnos su abdomen de dios griego, madre santa, hasta pedí cubeta yo de tanta baba que tiré. Low key le coqueteé, pero no sirvió de nada. En fin, hizo check in al hotel y ya no supimos de él.


Ya de ahí fue todo normal, pasamos a recoger unas cosas que le encargaron a mi amiga. Fuimos a un típico suburbio blanco en San Diego: Ocean Beach. That place was white as hell. Ya agarramos camino a Tijuana y pues ahí acabó todo, en teoría.

Jamás había visto a tanta gente blanca junta, hasta que conocí Ocean Beach, en San Diego.

Pero vaya día que tuve el martes, this one is for the books, un cliente guapo, casi pierdo la vida y un tipo nos enseñó su abdomen en la vía pública. Jamás había tenido tantas emociones en un solo día, particularmente en el momento en el que me di cuenta que pude haber muerto por cuestión de dos minutos.


De este día de locos me llevé un aprendizaje: nunca andes en scooter por el Centro de San Diego, disfruta tu vida como si fuera el último día porque solo Dios sabe cuándo será eso y, por supuesto, la parte más importante, pídele su Insta al tipo guapo que te muestre su abdomen en la vía pública. Oh, perdón, creo que confundí los conceptos, la moraleja más importante es la de disfrutar la vida, no la del tipo guapo, pero si pídanle sus datos al vato que les muestre sus abs en la calle, you'll thank me later.



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Erika Campos
Erika Campos
Jul 23, 2021

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